06 febrero, 2020

La Necesidad de Contacto

La sensación de que el tiempo siempre avanza sigue ocurriendo por el simple hecho de existir el movimiento, las experiencias siguen ocurriendo aunque nosotros no salgamos del lugar donde creemos estar encerrados, si pretendes hacer una pausa en esta carrera, ten la consideración de estar siempre en el torrente de las constantes experiencias provocadas por el incesante movimiento de las partículas que nos forman y nos rodean.

En términos emocionales, tampoco hay mucha pausa de aquél incesante movimiento, hay quienes acostumbran solapar o cubrir esa constante con música, otros con drogas, otros con múltiples ocupaciones y distracciones, el movimiento de las partículas emocionales siempre está ahí, respondiendo a lo que vamos experimentando, el acto de interactuar entre nosotros, ya sea como seres vivos o como portadores de sistemas de partículas o conjunto de sistemas, nos hace desarrollar lo que reconocemos como memorias y a su vez recurrir a ellas, repetir ciertos patrones y expresarlas como aprendizajes, en algunas ocasiones, simplemente dejar fluir la necesidad de expresar nuestros impulsos internos, siempre que estos impulsos estén dentro de los límites aceptados, ya sea por nosotros mismos o bien por nuestro entorno.

De un tiempo a esta parte, luego de haber vivido largas historias de apego emocional, sigo desarrollando la necesidad de contacto con aquellas personas con las cuales desarrollé aquél apego, claro, considerando las experiencias y lo que podría llamar aprendizaje que he ido acumulando, todo me indica que debo dirigirme al desapego de todo aquello que me quite la calma, y es que el tema de las necesidades y del apego son un lago lleno de turbulentos escollos, que la propia lógica se encarga de desarticular, pues simplemente el apegarse al deseo de deshacerse de un hábito nos desarrolla también un apego, por lo que mi resolución ante ese dilema es dejar de preocuparme por esos tecnicismos y dejar fluir mis impulsos y necesidades, con la constante precaución de no causarle daño a otros al intentar encontrar respuesta a esos impulsos.

Si buscas sanar de un gran dolor, los primeros pasos para sanar son dejar de huir, o al menos comenzar a acercarse al origen que provoca ese dolor, ya sea de forma explícita o simbólica, escribiendo tu historia, contándosela a alguien de confianza o a alguien que tenga la voluntad de escucharnos, lo primero, es irnos quitando peso de encima, nada mejor que avanzar livianos de peso, avanzar cómodos.

1 comentario:

Quiero ser un pez dijo...
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